Santiago se inclina a mirar sus ojos,
no le caben tantos latidos
en su corazón de fruta cristalizada,
es el milagro de tenerla cerca
y acariciar el mar cenizo de largas olas;
donde se pierden sus manos
cargadas de dulzura y exiliadas de lozanía.
Sus ojos nublados por el calendario
buscan en sus labios imantados…
ansían que le revelen un mundo,
una sonrisa, de mañana por la mañana…
una que le engañe el futuro…
que le abarque esas horas perfectas de ayer
cuando respirar a su lado
le traía el olor a lluvia de medio camino
olor a nube besando los prados.
Una, acompañado de un suspiro enamorado
de esas que deshacen todos las tormentas
los que eran el refugio al peregrinar sus dudas
la tinta azul de todos los poemas
escritos sobre los ocasos.
Ahora su respirar cansado,
le lleva al borde del infinito
de los pasajes donde no quiere desvío
iluminado por cada recuerdo,
tibias arenas de aguas tranquilas.
Santiago el hombre mas afortunado…
la mujer que eligió para amar
fue primavera llenas de crisantemos
agua de mar, de oleaje apasionado
brillo después de una larga lluvia de besos
puerto donde sentarse a descansar
después de una larga travesía.
Cuando sus ojos dejen de mirarle
estará en mil cosas
quizá en un poema de amor
escrito por un poeta desconocido…
RosarioAlons