Un tumulto ensordecedor
queda apilado afuera
mis oídos se cierran
y mis ojos viran al lado este,
hacia donde los poetas encantados
se dejan devorar por la luz de la luna.
Aquí empieza mi redención
he dejado los ladridos
tras ese muro donde no caben los sueños
no quiero dejar a la espera
los peces vivos que vuelan sobre la arena.
El viento entona suaves melodías
el cielo me baña de promesas brillantes
me hace agonizar con la utopía
de que me dormiré en las costillas del firmamento
despertaré con los pies desnudos
y el cuerpo sembrado de literatura y estrellas.
RosarioAlons.