No quiero
adherirme a las paredes
y hacer parte de su temperatura
he bebido la luz del espejo
deletreando los racimos que se me escapan
se aglomeran como coágulos en mis hendijas
y no aparece
la trasmutación del chirrido del silencio
que se ha parqueado en mi ventana.
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Debe haber huido
la otra mitad de mí.
Se me contrae el estomago buscando
razones entre pecho y espalda,
se va espesando la respiración
y no aparece la trasmutación
de esta soledad detrás de la puerta.
Donde está la otra de mí
para acaecer
y no asfixiarme con mis propios latidos
la prédica de las sombras detrás de los arboles
envician el iris
y creo verme en un acantilado
donde no transmuta el sigilo
que ahora
tiene cara de laberinto en las penumbras.
Donde está la otra de mí
para hacerme inmune al sosiego
saborear el acento
que grita mas allá de los labios
y escarba la razón debajo del cemento,
transmuta en la herida de los años
y en la soledad que me ha convertido
en una extraña criatura cobarde.
RosarioAlons